miércoles, 18 de abril de 2007

Hace poco estuve planchando

Es algo que en un momento dado de mi vida tuve que empezar a hacer y aunque lo odiaba, ahora no es siempre así. Seguramente he adquirido, de forma autónoma, una serie de conocimientos.
Por ejemplo, no hay que permitir que se amontone. Al final la colada te gana la partida. Y quieras o no tienes que acabar haciéndolo.
Puede llegar a ser incluso agradable planchar: ejercitas las manos, escuchas música, puedes estar rumiando algo en tu cabeza al mismo tiempo… pero claro, un rato. Así que no consentir acumulación es esencial.
Es importantísimo tener una tabla de la plancha apropiada, robusta. De esas en las que, en el mismo filo, puedes hacer presión para dejar un puño perfecto sin que la tabla se dé la vuelta por un principio físico básico, y acabe golpeándote en la nuca, justo cuando tienes la plancha caliente en la mano. ¡¡ Qué muerte mas tonta ¡!
Vital, la plancha. La mía se llama Águeda, porque me la compré un 5 de febrero. Pero su verdadero nombre, para que os hagáis una idea, es Freestyle Eloxal Antical (3 active areas). ¡¡ Hay misiles tierra-aire con menos páginas en su manual de usuario ¡! Entre el vapor saliendo en cada uno de los movimientos de mi brazo con ese sonido tan característico, y que de música me he puesto a Björk… He cerrado los ojos un momento y he pensado que así tenía que ser Reykjavik.
Luego, la colada. Nada de lino. Tejidos sencillos. Uno se compra la ropa con otros ojos cuando sabe que tiene que acabar planchándola. Y, algo maravilloso, ¡¡ todo ropa de hombre ¡! Camisas y pantalones. Bueno y calzoncillos. Hubo un tiempo en que los planchaba. Dejé de plancharlos, dejé de leer a Wilde, y solucionado.
Mencionar lo de la ropa de hombre no es algo gratuito. Mis camisas no tienen volantes, ni chorreras, ni pinzas. Mis pantalones son fáciles de planchar, sin tablas. Por cierto ¿por qué las camisas de chica tienen los botones al revés? Joder, botón en la derecha, ojal en la izquierda. Pues las de chica no. En serio ¿por qué? Y aquí no valen teorías tipo: Es una impronta que ha quedado de la época de las cavernas. Les resultaba más fácil huir de los enemigos con los hijos pequeños en un brazo, mientras que con el otro se abrochaban los botones... La ropa de hombre es infinitamente más fácil incluso de tender. En serio ¿habéis tendido alguna vez un tanga? ¡¡ Qué dilema ¡! ¿en qué sitio se pone la pinza? La primera vez que tendí un tanga me debatí durante horas. Al final lo alcé frente a mis ojos y le dije “Podría beber sangre caliente. Y llenar la noche de tales horrores ….”

2 comentarios:

Lola Steiner dijo...

Vaya! Le preguntaré a mi compi de piso si:
a- se ha dado cuenta de lo de los botones.
b- se ha planteado el dilema de cómo tender un tanga. O lo que es aún peor, cómo doblarlo.

Me alegro de que tenga usté blog. Mire que da gusto, qué rápido ha aprendido. Con paciencia empezará a poner links, fotitos y demás chorraditas que le darán color.
Si tiene dudas, no dude en preguntar. La profe de informática estará encantada.

Besis!

Fidelio dijo...

Mi querida lol, necesito una profe de informática a la mayor brevedad. Quiero poner vínculos a otros blogs, quiero poner afotos como los demás y dar un (en palabras de indeseables del departamento de sistemas, o IT como se llaman a si mismos) "entorno mas amigable" al blog.

Doblar un tanga es, simplemente, imposible.