sábado, 27 de septiembre de 2008

Saltaré primero ....



- ¡No!

- Entonces salta tú.

- Tampoco.

- ¿por qué?

- No sé nadar.

- Jajajajaja. ¡¡¡ eso da igual, te matarás en la caída !!!


Seguramente no era el mejor (¿quién es el mejor?), pero era mi favorito.

Un buen día (debía yo tener 15 años) crucé la frontera de mi barrio para irme al cine San Blas a ver “El Golpe”. Y ese día decidí que Newman representaba todo lo que yo quería ser, y que era mi actor favorito, y que El Golpe era la mejor película que jamás se hubiera rodado.

Y en este cuarto de siglo han cambiado muchas cosas. Casi no me reconozco en la persona que era. Sin embargo aquél teenager de Ventas y este que os escribe pensaban igual respecto a Newman.

Y yo, entonces y ahora, cinéfilo y mitómano, encontré algo que habían rozado Bogart, Grant, Brennan, Widmark, Lemmon o Cagney. Encontré a Paul Newman, y sus ojos azules, y lo lejos que estaba del estereotipo de estrella de Hollywood, y lo simpático que resultaba, y la salsa de tomate. Y los cincuenta huevos de la apuesta de La leyenda del Indomable, y el Rocky Graciano de Somebody up there likes me, y su forma de evadirse jugando al pinball en Veredicto Final, y al detective cínico de Con el agua al cuello y sus partidas de billar con el gordo de Minnesota.

Y llené las paredes de mi habitación de posters suyos. Y llené mi estantería de libros sobre su vida. Y como no había ni videos ni dvds, me llevaba al cine grabadoras para inmortalizar en cassetes los diálogos de Dos hombres y un destino. Y me alegraba de ser zurdo, como Newman en Billy el Niño.

Y soñé con dejarlo todo e irme a Bolivia para cumplir el último deseo de Butch Cassidy, y con timar a Richard Shaw, o con dejar cara de tonto a Charles Durning, o con besar a Pier Angeli. O con que algún día yo fuera capaz de escribir diálogos chispeantes como los de Cortina rasgada.

Así que no puedo seguir escribiendo porque hoy, yo también, me he muerto un poco.

Descansa en paz, Paul. Has dejado una huella indeleble en mi alma. Has sido de lo mejor de mi vida.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Fuciño do sátiro e pé do coello ....



Vamos a dejar las bases bien sentadas. No aguanto a las personas a quienes se les da la vuelta el reloj en la muñeca y no hacen nada por evitarlo.

Con esta declaración de principios, y teniendo en cuenta que no tengo mucho tiempo para actualizar el blog, intentaré ir al grano.

¡¡¡ GRACIAS A CHINITA, A MANU Y AL KURT COBAIN CHARRO ¡!!

Como podréis intuir por el título del blog, he pasado una semanita en Galicia. En concreto A Coruña y alrededores. Y además de tomar contacto con una ciudad que es una auténtica delicia (por bonita, por bien organizada y por ese Atlántico) nos hemos dado auténticos homenajes gastronómicos. Y parte de estos homenajes, gracias a los consejos de Chinita, Manu y Paco.

Chini, ideal de la muerte la cena con vistas a la puesta de sol en As Garzas. Precioso entorno, precioso restaurante y maravillosa comida. El pulpo a la plancha en su arroz y el rodaballo. Por descontado Ribeira Sacra (Algueira). Insuperables.

Paco, O Gato Nero en Santiago de Compostela es el tipo de sitios que merece la pena conocer. Eres un sibarita, pero además de los buenos. Es decir, conoces lugares donde la buena cocina y el ambiente grato van de la mano aunque no sean ni pijos, ni fashion, ni de diseño ni puñetas. Olé por ti: bareto un tanto cutrecillo, con váter de los de ponerse en cuclillas para aguas mayores y plataformas para poner los pies y agujero imposible de fallar salvo que seas la encarnación del Parkinson (¿se llama taza turca esto, o lo he soñado?), barra pequeña, calendario con Vírgen y ventilador. Pero con una empanada de congrio que se me humedecen los ojos al recordarla. ¡Y el Ribeiro en copas de porcelana, carallo, y dejándote la jarra en la mesa.

Y en esa línea, Manu, el Tira do Cordel en Fisterre. Aquí me lo hice de almejas a la plancha y berberechos precediendo a un besugo al grill. Repetí Ribeira Sacra. Playa preciosa, llena de conchas….

Seguiría hablando de los garitos de mariscada o parrillada por detrás de María Pita, pero tampoco os quiero aburrir. …. ¡bueno sí, que narices!! Un par de comentarios adicionales:

Le di la vuelta a la cadena alimenticia y en Cedeira comí Marraxo que, pa que nos entendamos, es un tiburón. Pelín soso, pero me gustó. En realidad pobres escualos. Para 17 especies que pueden ser peligrosos para el ser humano, hay mas de 40 que son inofensivos.

Después de la jartá de correr que me di en Marbella no he vuelto a correr. Ya estoy de vuelta en su pueblo y el mío y estoy con el gimnasio echado el ojo, pero con esto de que empiezo en octubre me estoy poniendo como un cerdo. De hecho empiezo a tener ya problemas mentales. Me empiezo a parecer al Fat Bastard de Austin Powers “como porque soy infeliz y soy infeliz porque como”.
Reflexión: un antropófago con los niveles de colesterol y triglicéridos por encima de lo normal ¿mejoraría comiendo únicamente seres humanos vegetarianos? Pensaré sobre ello.

Cambiemos de tema: Odio la música celta. La odio hasta el punto de que el lanzamiento y posterior detonación de un misil Tomahawk en pleno festival de Ortigueira, lejos de representar una desgracia, podría ser una suerte de selección natural. Total, ¿a quién le gusta la música celta? Seamos honestos: es un auténtico coñazo. Apuesto a que ninguno de los visitantes de este blog tiene tan mal gusto. Como mucho tendrán algún cd de Enya o de Plantxy pero claramente por error. Y alguna cinta (antes de dar la vuelta deje pasar la musicassette hasta el final) de Gwendal. Full stop. De hecho tengo serias dudas de si los celtas hacían música. En cualquier caso, a quien le gusta la música celta suele pertenecer a alguno de estos colectivos:

a) Colegota (varón) con rastas y agujero en la oreja de estos que hay ahora que no es un agujero en la oreja sino una especie de jareta con los bordes de madera por los que cabe tranquilamente un Studebaker. Pausa para arcadas. Algo a medio camino entre Jesús Cifuentes y Melendi.
b) Colegota (hembra) con pantalones de estos como de karate pero con el culo bajo, camiseta de rayas horizontales con predominio del morado y corte de pelo estilo Jarrai. Algo entre look lésbico, ropa de mercadillo y Paco Clavel. Aro en agujero de la nariz. Aro en la ceja. Piercing de bolita saliendo de la barbilla. Piercing de bolita en la lengua. En definitiva, aspecto de que la epidermis no recibe una esponja con gel de baño desde el 20 de abril del 90, hola chata como estás...
c) Peregrinos garrafón (unisex) a Santiago, pero de los cutres. De los que se han comprado el kit peregrino (concha de viera, calabaza, bastoncito de los cojones y una mochila con ingentes cantidades de mortadela sevillana, de esa con aceitunas y mínimas provisiones de ropa interior). Ellos suelen llevar sólo barba y sin bigote (en plan Abraham Lincoln pero de todo a cien). Ellas hace muuuuuucho que no se lavan el pelo y llevan las uñas muy cortas. Bueno, en realidad se las muerden.
d) Personas con algún tipo de problema auditivo / rítmico / sensorial.

Está bien, estoy de mala leche. ¿será porque prácticamente he dejado de fumar? Si, he pasado del paquete diario de rubio americano a 2-3 puritos Vegafina de vainilla por día. ¿Que es de mariquitiqui fumar esto? Absolutamente de acuerdo. Nada que objetar.

Reflexión final: Hasta hoy no he encontrado un secamanos en el tigre de la cafetería, bar o restaurante de turno que no tenga una quemadura de cigarrillo encima.

La foto, tomada en la iglesia de San Xulian, en Ferrol. Fea iglesia, fea ciudad, fea inscripción. Mi abuelo era de allí…..