Decía Nietzsche que la idea del suicidio es un poderoso consuelo para pasar una mala noche.
(nota mental: no te fíes de un tipo que llamaba “amigo” a un caballo justito antes de derrumbarse psicológicamente y tirar millas para un manicomio de Jena)
No, no voy a hablar de suicidios. Líbreme Dior. Pero convirtamos ese poderoso consuelo en algo más heroico, más romántico. Como por ejemplo de la que sales una mañana a tomarte un croissant a la plancha, tirar directamente al aeropuerto y pillar el primer vuelo (solo ida) que te lleve a Papeete. Vale, romántico y heroico es, no cabe duda. Ya está: ya me he convertido en una especie de personaje de Auster. O mejor aún: como alguien salido de una película de Win Wenders o Win Mertens (sé que uno es el director de París Texas y el otro el tostón de Maximizing the audience, pero nunca recuerdo quien es quien).
Pues lo mejor para quitarse uno de la cabeza esas tontunas, erradicar esos pensamientos, es pasarlo por el antipático, inexorable, aséptico, racional y a veces más que necesario sentido práctico de la vida.
Ale, ya estoy en Barajas. Y en un ejercicio de imaginación tengo encima los 2.000 € que te puede costar el billete y un pasaporte en regla.
¿Alguien sabe donde está Tahití? No hacen falta coordenadas, ya os lo digo yo: a tomar por culo.
Así que 18 horas más tarde, vía Santiago de Chile aterrizo en Tahití, con una mano delante y una detrás. ¿y ahora que hago?
No, queriditos, no me está esperando Gauguin para felicitarme por mi decisión y llevarme a ver como pinta Mata Mua. Para nada. Tampoco bellas nativas, ataviadas únicamente con guirnaldas, me agasajan con zumos de frutas exóticas para posteriormente someterme a una sesión de sexo tántrico. Negativo.
La realidad es bien distinta: no hablo francés ni tahitiano, no sé buscar perlas negras, ni tocar el pahu ni los toeres. El tamure me sienta como un tiro (además de que no sé bailar). Todo lo anterior me sería muy útil para ganarme la vida un par de días haciendo de indígena en alguna boda exótica de algún pringao occidental que ha decidido casarse en Bora Bora, claro.
Pero Fífi, eres libre. Tú y el mar. ¡¡ qué colores, que puestas de sol, que maravilla ¡! Ya, pero ¿sabéis lo que es un santuario de mamíferos marino? Yo no, pero me cago solo de pensarlo. Precisamente yo, que no me meto en el agua si hay algo con branquias o tentáculos en un área de menos de 300 metros de mi persona, si ese “algo” tiene un tamaño superior al de un boquerón.
La comida, ¡qué exótico! ¡qué sacudida para los sentidos! ¡qué hermoso es estar abierto a nuevas culturas … ¡incorrecto! Yo, que he conocido los placeres del fuet Espetec y del Big King XXL ¿qué hago comiendo pescado crudo con leche de coco?
Hmmmm, todas esas horas de sol, el benigno y suave clima del Pacífico Sur, los alisios….. Y. ¿os han hablado de los tifones? En honor a la verdad, despeinarme es algo que dejó de preocuparme hace tiempo, pero tampoco tengo ganas yo de estar ora en una playa de la Polinesia ora, por efecto de un tifón, a 1.500 kilómetros y además desmembrado.
Esas lunas inmensas. Dormir al aire libre, con la bóveda estrellada por techo. Como más cerca de la creación. Como ser uno con el Cosmos….. y los mosquitos y demás insectos voladores. Creedme, en Tahití debe haber mosquitos a los que hay que llamar de usted. Seguro que en las tiendas venden los botes de Raid vacíos, porque la única forma de evitarlos es arrojarles el bote y cruzar los dedos para que el golpe les atonte lo suficiente para salir huyendo. Y no hablemos de los reptiles y los arácnidos.
En definitiva, creo que no habré despegado de Barajas y ya estaría yo diciendo, Fífi rey, en qué carajo estabas pensando …
(nota mental: no te fíes de un tipo que llamaba “amigo” a un caballo justito antes de derrumbarse psicológicamente y tirar millas para un manicomio de Jena)
No, no voy a hablar de suicidios. Líbreme Dior. Pero convirtamos ese poderoso consuelo en algo más heroico, más romántico. Como por ejemplo de la que sales una mañana a tomarte un croissant a la plancha, tirar directamente al aeropuerto y pillar el primer vuelo (solo ida) que te lleve a Papeete. Vale, romántico y heroico es, no cabe duda. Ya está: ya me he convertido en una especie de personaje de Auster. O mejor aún: como alguien salido de una película de Win Wenders o Win Mertens (sé que uno es el director de París Texas y el otro el tostón de Maximizing the audience, pero nunca recuerdo quien es quien).
Pues lo mejor para quitarse uno de la cabeza esas tontunas, erradicar esos pensamientos, es pasarlo por el antipático, inexorable, aséptico, racional y a veces más que necesario sentido práctico de la vida.
Ale, ya estoy en Barajas. Y en un ejercicio de imaginación tengo encima los 2.000 € que te puede costar el billete y un pasaporte en regla.
¿Alguien sabe donde está Tahití? No hacen falta coordenadas, ya os lo digo yo: a tomar por culo.
Así que 18 horas más tarde, vía Santiago de Chile aterrizo en Tahití, con una mano delante y una detrás. ¿y ahora que hago?
No, queriditos, no me está esperando Gauguin para felicitarme por mi decisión y llevarme a ver como pinta Mata Mua. Para nada. Tampoco bellas nativas, ataviadas únicamente con guirnaldas, me agasajan con zumos de frutas exóticas para posteriormente someterme a una sesión de sexo tántrico. Negativo.
La realidad es bien distinta: no hablo francés ni tahitiano, no sé buscar perlas negras, ni tocar el pahu ni los toeres. El tamure me sienta como un tiro (además de que no sé bailar). Todo lo anterior me sería muy útil para ganarme la vida un par de días haciendo de indígena en alguna boda exótica de algún pringao occidental que ha decidido casarse en Bora Bora, claro.
Pero Fífi, eres libre. Tú y el mar. ¡¡ qué colores, que puestas de sol, que maravilla ¡! Ya, pero ¿sabéis lo que es un santuario de mamíferos marino? Yo no, pero me cago solo de pensarlo. Precisamente yo, que no me meto en el agua si hay algo con branquias o tentáculos en un área de menos de 300 metros de mi persona, si ese “algo” tiene un tamaño superior al de un boquerón.
La comida, ¡qué exótico! ¡qué sacudida para los sentidos! ¡qué hermoso es estar abierto a nuevas culturas … ¡incorrecto! Yo, que he conocido los placeres del fuet Espetec y del Big King XXL ¿qué hago comiendo pescado crudo con leche de coco?
Hmmmm, todas esas horas de sol, el benigno y suave clima del Pacífico Sur, los alisios….. Y. ¿os han hablado de los tifones? En honor a la verdad, despeinarme es algo que dejó de preocuparme hace tiempo, pero tampoco tengo ganas yo de estar ora en una playa de la Polinesia ora, por efecto de un tifón, a 1.500 kilómetros y además desmembrado.
Esas lunas inmensas. Dormir al aire libre, con la bóveda estrellada por techo. Como más cerca de la creación. Como ser uno con el Cosmos….. y los mosquitos y demás insectos voladores. Creedme, en Tahití debe haber mosquitos a los que hay que llamar de usted. Seguro que en las tiendas venden los botes de Raid vacíos, porque la única forma de evitarlos es arrojarles el bote y cruzar los dedos para que el golpe les atonte lo suficiente para salir huyendo. Y no hablemos de los reptiles y los arácnidos.
En definitiva, creo que no habré despegado de Barajas y ya estaría yo diciendo, Fífi rey, en qué carajo estabas pensando …
9 comentarios:
Y no te digo lo que te puede pasar si se te ocurre meterte en esos bellos mares seguido de un bello y fortachón indígena...que se lo pregunten a Gauguin (según lo cuenta Vargas Llosa es una actividad con una multitud de "efectos colaterales")
Nada nada, tú quédate en Madrid, que se está mucho mejor: hay aire acondicionado, no hay tifones, ni aguas saladas que puedan estropear la rejuvenecida piel que tienes tras convertirte en metrosexual y comprar cremas especiales con efecto tensor.
El leñador Zimmer lo hizo, lo de fiarse y fue m.ás allá, con Hölderlin en uno de los hechos más singulares de la historia de Alemania(se hizo cargo de Hölderlin durante sus últimos años de delirio tan sólo por haber leido antes de conocerle su Hiperión).
¡¡¡¡¡¡Dior ha muerto!!!!!!
el pescado crudo y la leche de coco están, como la polinesia misma, claramente sobrevalorados. sabia decisión la tuya.
''''''''''''''
I don't agree Doc. El pescado crudo es delicioso delicioso. Precisamente vengo de comerme una bandejita de suhi..mmmmmmm.
La leche de coco como que no me inspira tanto, eso es verdad.
sobrevalorado colette, sobrevalorado. Está bueno sí, pero no es para tanto (en mi humilde opinión).
y eso lo digo después de haber comido por enésima vez un gazpacho (del que me estaré acordando toda la tarde y hasta bien entrada al noche) y un sanwich (cuyo relleno no he podido descifrar en su totalidad. tomates cherry y rúcula sé que llevaba) , ambos de ese templo de la nouvelle cuisine que es el Delina's
En Papeette está la exnovia del hijo de mi ex. Mal sitio y peor gente, ya te lo digo.
Colette, no creo que eso sea técnicamente daño colateral si entendemos colateral por algo que está en ambos lados. Esto es más bien "daño unidireccional". Y además recto. O rectal, para ser más precisos....
M. tengo que enterarme de eso que dices. Confesaré un secreto: El eremita en Grecia es de esos libros con los que nunca me he atrevido.
Dr. Malcolm: Hablamos de que hace 10 años no había Internet, ni sms, ni todas esta tecnología que ahora nos circunda. Pero tampoco había ni tomates cherry ni rúcula. Los sandwiches eran, al menos en el David de Manuel Becerra, de ensaladilla. Y punto.
Lol, ¿en Papeete está la guarra de la ex del hijo de tu ex? Pues le pueden ir dando por culo a la Polinesia francesa y a Gaughin. A este último, otra vez ....
Papeete que te den por culete, perdón si hay niños o güis gays.
en qué estabas pensando????...creo que necesito unas vacaciones....(ahora que mepizo a trabajar, pero de VERDAD)
pero como tí ...ni a hawai ni a Bombay.
bsts
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