sábado, 18 de agosto de 2007

Chicago


Me gusta imponer una cierta rutina a mis días, incluso cuando me encuentro de vacaciones. Es como no despegar demasiado del suelo. Imagino que por eso nos gustaba llegar a la estación de Ogilvey para tomar el tren de las 19:30 al Northwest. Destino Palatine, la siguiente a Arlington Heights.



Llegábamos a la estación andando, como a todos lados. Después del plan de ese día, fuera baño en el lago Michigan, paseo por la Astor Street, visita a Oak Park, Arts Museum o Grant Park, el paseo a Ogilvey era una especie de rito: recorríamos Michigan Avenue desde la orilla del lago, donde la noria del Navy Peer saludaba de lejos al edificio John Hancok hasta Randolph Avenue. La referencia, como siempre, la torre Sears.







La avenida Michigan compendia un mundo en si misma: Iglesias metodistas escocesas y rascacielos de 103 plantas, bares de blues y oxidados raíles de Metra, teatros que preestrenan a modo de ensayo las obras que luego estrenarán en Broadway y lujosos centros comerciales. Limusinas y Ferraris. Y desvencijados Dodges. Y gigantescos taxis. Y gente, mucha gente. Variopinta y grata. Amable y transgresora. Orientales, Afroamericanos, ejecutivos, estudiantes, hispanos, harekrishnas, viejecitas en chándal. Y un perenne olor a hamburguesas, perritos calientes y burritos del Taco Bell.

El edificio de Prudential preside el Millenium Park, donde se mezclan los envases vacíos de un reciente concierto, con las impresionantes vistas de la torre Sears envuelta en niebla en sus pisos superiores, el gigantesco huevo metálico que deforma las imágenes que en él se reflejan con las bellísimas terrazas góticas de los primeros rascacielos.


Hay otro Chicago, claro. El de los barrios marginales del sur de la ciudad, o el de las lujosas mansiones de la calle Schiller. Parecen salidos de una película, porque Chicago es una película que se me hizo corta y que me hubiera gustado ver en un cine de sesión contínua.


2 comentarios:

Chinita dijo...

Que chuuuuulas...me da la impresion de que andasteis mucho mucho...
Pero mola recordar estas fotos a la vuelta de las vacas eeeeeeeehhh!!!!!

Interesante Chicago ....

Fidelio dijo...

Hola Chini, síiiiii molaaaaaa recordar. Es como seguir un poco de vacaciones por unos segundos...

Caminamos muchísimo y la verdad es que la ciudad me impresionó gratamente.