miércoles, 27 de junio de 2007

Conversación Goethe - Beethoven



Goethe: La religión está con el arte en la misma relación que otro cualquiera de los intereses superiores de la vida. No debe ser considerada más que como materia artística, con igualdad de derechos respecto a las demás. La fe y la incredulidad no son conceptos con los cuales tenga que ser comprendida una obra de arte, pues corresponden a un orden diferente de fuerzas y capacidades humanas. El arte ha de crear obras para aquellos órganos con los cuales nosotros podemos comprenderlo, y si no lo hace así faltará a su fin y discurrirá ante nosotros sin ejercer su acción específica. Un asunto religioso puede ser a la vez un excelente tema artístico, pero únicamente en el caso de que posea valor humano general. Por esto la madre con el niño es un tema que ha sido pintado mil veces y que se sigue viendo con gusto.
Beethoven: ¡mandeeee!

domingo, 24 de junio de 2007

Oasis

Aunque no he tenido la oportunidad de visitar ninguno personalmente, y si lo hago seguramente quedaré decepcionado porque imagino que en el siglo XXI lo de seductor que puedan tener en mi imaginación no tendrá nada que ver con lo que son / los han convertido en realidad, siempre me han fascinado los oasis.

Novelescos, balsámicos, sugerentes. Escenarios de luchas y de reposo. De amores turbios y de magia. De soledad y de misterio. Olor a dátiles y a monotonía. A té y a los lejanos ecos de canto de almuédano. Días que transcurren lánguidamente. Vida nómada, jaimas y las estrellas por techo.

Y pergeñando todo esto, mi Sureña me regala una bellísima canción de Pedro Guerra que se titula Oasis. Gracias por esto, y por dejarme descubrir las cosquillas de tus rodillas, y por las imágenes de, precisamente oasis, que me trae tu olor.

los oasis son siempre espejismos
hay pasiones que niegan el cielo
cuando me quisieron yo no quise tanto
y cuando he querido no siempre quisieron
las palabras no solo definen
hay canciones que guardan misterios
cuando me llamaron no escuché el mensaje
cuando yo lo quise no me respondieron
poco, mucho, algo, casi casi nada
no siempre se cruzan todas las miradas
hay distancias que guardan caricias
y lugares de pocos senderos
mis señales de humo no encontraron ojos
y llegaron cartas cuando estaba lejos
en el mar hay tesoros y peces
en el río hay arena y secretos
cuando lo quisiste no salió la luna
cuando no esperabas te llovieron besos

lunes, 18 de junio de 2007

Fidelio, del divino Ludwig van



Contrariamente a lo que podáis pensar, mi nombre no viene de la contraseña que usaba Tom Cruise en "Eyes wide shut" para acceder a aquellas orgías cutres (ya me contaréis quién quiere ir a una orgía con Sidney Pollack pudiendo pasar la noche con Nicole Kidman).


Mi nombre viene por la que a mi juicio (y sé que solo al mío pues no lo comparte ni la mayoría de los aficionados a la ópera que conozco ni tampoco la de muchos melómanos) es el mejor drama lírico jamás compuesto.


No solamente los coros, arias, recitativos, oberturas o temática de la obra me parecen simple y llanamente sublimes. La propia génesis de Fidelio, su concepción, su desarrollo, las tres versiones de la ópera llevadas a cabo por Beethoven la convierten en una obra maestra.


Beethoven es un punto y aparte en la historia de la música. Tal vez su obra pueda dividirse en tres grandes etapas: la línea continuista heredera del clasicismo de Mozart y Haydn, la etapa de transición en la que Beethoven comienza a plasmar en su música sentimientos y emociones humanas, tendiendo un puente hacia el romanticismo musical y finalmente la etapa en la queseguramente debido a su sordera, Beethoven se refugia en su mundo interior plasmando el dramatismo de su existencia en todas y cada una de los composiciones. Pero sin necesidad de consideraciones eruditas Beethoven representa, por si mismo, un cambio de estilo, de época, de forma de entender la música, de manera de plantear la composición, lo que le convierte por derecho propio en un compositor único, inigualable, colosal.


Distintos nombres para las 3 versiones de la ópera:
  • Leonore (Leonora) la primera, en tres actos, estrenada en 1805.

  • Leonore order Der Triumph der echelichen Liebe (Leonora o el triunfo del amor conyugal) la segunda, estrenada en 1806 con 2 actos esta vez.

  • Fidelio, la tercera versión y definitiva, nuevamente con 3 actos de 1814.
Los personajes:


Fidelio: Leonora, disfrazado de hombre.

Florestán: Esposo de Leonora, encarcelado.

Don Pizarro: Alcaide la de la prisión.

Rocco: Carcelero y padre de Marcelina.

Marcelina: Hija de Rocco, enamorada de Fidelio

Joaquín: Carcelero, enamorado de Marcelina

Don Fernando: Ministro de Justicia.


La acción se desarrolla en una prisión de Sevilla y se resume en los intentos de Leonora, disfrazada de Fidelio, para acceder a la cárcel e intentar salvar a Florestán que está injustamente encarcelado de forma caprichosa y arbitraria por Don Pizarro por motivos políticos. Don Pizarro no se atreve a ejecutar a Florestán, pero no parece que tenga problema en ir matándole de hambre poco a poco.

Leonora adopta la figura de un hombre, Fidelio, con el único fin de entrar al servicio de Rocco, el carcelero, y así poder salvar a su amado, lo que consigue.

Mas allá de una situación insostenible, en la que Marcelina rompe su compromiso con Joaquín pues se enamora de Fidelio, la ópera finaliza con Fidelio/Leonora interponiéndose entre el alcaide y Florestán cuando aquél pensaba matarle, acción interrumpida oportunamente por la visita del ministro D. Fernando que encarcela a Don Pizarro, libera a Florestán y ensalza el amor conyugal y la valentía de Leonora.

Con ustedes, la Janowitz en el papel de Leonora interpretando el aria Komm hoffnung y a continuación, del mismo montaje dirigido por Bernstein, el "finale" de Fidelio.
(Ojalá todo tuviera un final tan feliz, con independencia de las vicisitudes que tuviera uno que pasar para llegar a ese final ).




miércoles, 13 de junio de 2007

Esto amigos ....


... es una superproducción de la Warner Brothers para la televisión.

Tengo el deseo inconfesable de sacarme alguna de las espinas de mi infancia. Quisiera rodar algún que otro capítulo de dibujos animados de los de toda la vida pero dando a la historia el final que yo hubiera querido.

Empezaría por Piolín o, para ser mas exactos, el puto Piolín. O Tweety, o como le queráis llamar. “Me pareció ver un lindo gatito”. Pues claro, imbécil. Es Silvestre. El de todos los episodios, chotón de mierda. Pero esta vez la abuelita no te iba a acompañar a la cuenca minera leonesa donde te utilizaría con el único fin de detectar posibles escapes de grisú.





Continuaría con el jodido Correcaminos. Empezaría metiendo un puro, o querella criminal, o lo que fuera (Colette, pásame el teléfono de tu equipo de abogados cuando acabes con lo del tema Candy) contra ACME. Vaya mierda de material. Creo que la OCU tendría una gran labor que hacer en esa dirección. Luego me encargaría personalmente de que cada uno de los yunques que el Coyote lanza desde los acantilados le alcanzara, inexorablemente, en el bulbo raquídeo.






Al Gallo Claudio (hola chico, digo perro, digo pollo, digo gallo, digo chico) le sometería a unas sesiones de logopedia 3 veces por semana. A lo mejor te podías apuntar con Porky y te hacen descuento ....




Prepararía concienzudamente unos cuantos “deliciosos emparedados” y los distribuiría acullá por los diversos merenderos del parque Yellowstone. Alguien tiene que acabar con ju ju ju ju Bubu. ¿qué extraña relación pedófila unía a Bubu con Yogui? Os imagino babeando espuma, entre estertores, después de tomar un emparedado con una generosa ración de estricnina.




¡Ooooh cielos, que horror! Tristón. Hiena gilipollas donde las haya. No me extraña teniendo que compartir capítulo tras capítulo su existencia con Leoncio, que nunca acaba de salir del armario. No hace falta que le vistan de Hugo Boss, pero cambiarle el chaleco y ahormarle el sombrero no hubiera estado de más



Y sé que me dejo a Elmer, eternamente empeñado en cazar a Bugs Bunny, al Pato Lucas siempre colocándose el pico después de cada explosión, o el aliento hipohuracanado de Pepepótamo (vaya indumentaria ridícula de explorador reprimido).

Gritaría con Jinx, con acento cordobés, aquello de “Pixie, Dixie, bribonzuelos, odio a muerte a los roedores”

Y olvidaría, con toda la intención, supermineralizarme y supervitaminarme. Un antecedente de los anabolizantes y el crack, sin duda.

¡¡¡¡¡ Hasta pron, hasta pron, hasta pronto amigos !!!!!

(amo todos y cada uno de estos dibujos animados porque, como decía Jacinto Benavente, "no sé como puede vivir quien no lleve a flor de alma los recuerdos de su niñez"). Una cosa es la acidez y el humor caústico con el que a veces me expreso, y otra cosa es ser injusto con todos los buenos momentos que estas series me han hecho, y me siguen haciendo, pasar... y lo sabéis.







martes, 12 de junio de 2007

Mazinger Z




Como si de Aykroid o de Belushi se tratara… I’m in a mission from God.

O, para ser mas preciso, I’m in a mission from Lol.

Ignoro (la musasha no puede desvelarlo de momento) los motivos por los cuales el blog de Lol se ha inundado de dibujos animados e instancias a que sus adeptos, amiguitos, acólitos, adoradores y demás gente de mal vivir hagamos lo propio.

Habida cuenta de que Lol se curró ayer para el picnic retiril (me teníais que haber visto con mi gorra de tweed que ya hubiera querido el gran Gatsby) dos tortillas de patata poco cuajaditas y retractilado “ad hoc” que hubieran sido merecedoras del premio Bud Spencer 2007 (omito mencionar la ausencia de cuchillo o cualquier otro objeto cortante lo que me llevó a abrirlas y partirlas con la tapa de una lata de aceitunas, en el mas puro estilo MacGyver, que más que cortarla en rodajas podemos afirmar que la tortilla fue prácticamente violada), no puedo por menos que recoger el guante. Y hacer mía su causa, por oscura que sea, preguntándome cuántos días de indulgencia plenaria me supondrá esto.

En cualquier caso, tachán tachán, ¡ Mazinger Z ¡

Eran tiempos difíciles y corría el año 1978. La Argentina de Videla y Kempes ganaba por 3-1 frente a la Holanda de Tahamata y los hermanos Van der Kerkoff el mundial de júrgol.

Solo había dos cadenas: la primera y el UHF, que nunca se veía o, pero todavía, cuando se veía daban La Clave.

Fue en aquel entonces cuando los sábados a mediodía comenzaron a emitir la serie de dibujos animados que, junto con Sor Celia Pilar, marcó mi infancia y marcará, ¿por qué negarlo? gran parte de mi madurez, si es que Dios dispone que llegue a tal etapa antes de cumplir los 74.

Aunque la serie original japonesa, emitida también en países de Sudamérica, estaba compuesta por 92 capítulos, en España únicamente se emitieron 26 divididos en dos etapas de 13. El malo malísimo era el Doctor Infierno, un individuo de piel violácea, y cabello blanco y encrespado e infinita mala leche (descrito así podría estar hablando perfectamente de Fernando Fernán Gómez) que quería, como todo malo malísimo que se precie, conquistar el mundo procediendo, previamente, a la total devastación del mismo.

En los 13 primeros capítulos su lugarteniente era el Barón Ashler. Un ser hermafrodita, mitad hombre mitad mujer pero asín en sentido propiamente longitudinal, secretamente enamorado del doctor Infierno, que lo sé yo, que aunque era un niño yo de estas cosas me coscaba.

En los siguientes 13 capítulos el lugarteniente era el Conde Brocken. Un tipo con aire teutón, monóculo en el ojo, condecorado con cruz de hierro, mala hostia a raudales y perfectamente normal salvo por la peculiaridad de que gustaba el Conde de caminar con lo que viene siendo el cráneo debajo del brazo pues su cabeza, como si de un mueble modular de Ikea se tratara, podía ser en todo momento separada del tronco.

Para llevar a cabo su malvado plan contaba el doctor con una serie de Robots super-peligrosos que se llamaban los brutos mecánicos. Una especie de Marianicos el Corto pero con rayos láser, misiles tierra aire y poderes variados, con nombres sugerentes y un poco de producto antical tipo Karma A5, Genocider F9 o Baras K7. Hasta ahí los malos.

En el bando de los buenos, Koji Kabuto, nieto del creador de Mazinger que fue vilmente asesinado por los esbirros del doctor por no querer unirse a las fuerzas del mal (¡cuánto se ha repetido esto en incontables series y películas, por Dios).

La acción transcurre fundamentalmente en el laboratorio Fotoatómico, donde el doctor Fuji (tal vez accionista mayoritario de la conocida empresa de fotocopiadoras y tal) y su hija Sayaka (la chica, que también había, huelga decirlo) llevaban a cabo sus actividades en pro de la humanidad.

El Mazínger Z era propiamente un robot con múltiples poderes (fuego de pecho, rayos láser, puños fuera, huracán) que en tiempos de paz pasaba las noches en una piscina bajo la cual se encontraba un hangar (si yo lo hubiera puesto a la venta indudablemente hubiera dicho eso de “duerme en garage”).

Se activaba el susodicho mediante la inserción en su cráneo de un planeador pilotado por Koji. Momento tras el cual se iluminaban sus ojitos y estaba pues, listo, para dar la vida por todos nosotros.

Tenía sus limitaciones. No podía volar. Hasta el capítulo 12, claro, donde le fabricaron un artilugio llamado el Jet Sky que le permitió, cuan grácil gorrioncillo, surcar el espacio sideral.

Sayaka, que era un poquito cargante, sufragista y repipi como ella sola, tenía un robot al que siempre destrozaban en cada capítulo a pesar de estar también construido en aleación Z, así como rosita, llamado Afrodita A que tenía por única arma ofensiva la posibilidad de lanzar sus bien contoneados pechos que no eran otra cosa que misiles. Se me ocurren frases sobre tetas y carretas, o como engañan las mujeres y eso, que omitiré pues no en vano hago esto por cariño a Lol y no lo quiero estropear (momento cariñoso, que no pase desapercibido).

Total, que lo de siempre. Malos contra buenos. Buenos que van perdiendo. Buenos que reaccionan. Buenos que salvan al mundo. Bronca para los esbirros …. Y hasta el capítulo siguiente.

En mi defensa, por si hay alguna inexactitud en el texto anterior, ni he consultado el Google, ni ná de ná. Todo en mi cabecita. Por aquí debo tener guardados aún los álbumes de cromos. Es que no veais lo que me molaba la serie. Ningún mérito. Mi amigo Marci, buena gente donde los haya (aunque, porqué negarlo, administrador de fincas entre otros menesteres) sí que es un auténtico experto en la materia. Si me leyera seguro que me corregiría mas de un dato.

PD. Tengo los 26 capítulos que se emitieron en España originalmente, por si hay algún adepto, o friki o algo que quiera visionarlos. A mis hijos no les fascina especialmente, pobrecillos.










miércoles, 6 de junio de 2007

No he mascado peyote...

… vaya eso por delante.

Sin embargo ayer tuve un día de esos en los que el bichito de la mala leche parecía que me había picado y extendió sus efectos en todo mi ser. No tenía ningún motivo, ninguna razón, nada me había sucedido … pero notaba como crecía esa mala hostia en mi interior.

Intenté desviar el pensamiento, frenar esa oleada creciente, esa pulsión. Pero nada.

Ni tonterías que se me ocurren del tipo “un complejo polideportivo es un término psicológico para definir una alteración del comportamiento que imbuye en quien la padece la firme creencia de que es un atleta de triatlón” o si la expresión “se corre la voz” tiene alguna relación con los orgasmos de Frank Sinatra consiguieron alejar de mi esta mala baba.

Así que decidí hacer mía la sentencia de Nietzsche “en tiempos de paz el hombre belicoso se abalanza sobre si mismo” y decido darme caña.

Muy serio me pongo enfrente de un espejo y me digo:

- Fidelio, eres un patético bastardo y no has dejado de dar testimonio de ello en incontables ocasiones.

- Perdona, bonito. Y yo ignoro de qué recóndita ciénaga de tu inmunda cabeza surgen comentarios semejantes.

- Y yo desconozco el pútrido burdel en el que seguramente fuiste concebido

Yo, velis nolis, me iba calentando …

- Pienso que hay sabandijas dignas de exterminio más gratas a los sentidos que tú.

- Pues tu sola existencia justifica el invento de la trepanación.

En ese instante me intenté dar una leche. Además ¡qué cabronazo!, a traición. Como soy zurdo me quise engañar. Menos mal que vi venir el golpe.

- Te deseo la más incómoda de las existencias

- Y yo a ti la más adversa de las situaciones.

- Y yo a ti el más doloroso de los padecimientos

- Y yo a ti, la más terrible de las desdichas.

Pfff. No podéis imaginar lo que extenúa eso de abalanzarse sobre un mismo. Y lo que relaja. Al final me pedí perdón y me quedé dormido, aunque tuve un sueño inquietante que paso a relatar:

Me encontraba en un pasillo débilmente iluminado que terminaba en tres puertas.

Al abrir la primera de ellas, me encontré en una habitación donde, en una cama gigante, de esas de Ikea con nombre tipo “Sultan Högbo” o “Fängebo” (la clave es que la palabra tenga diéresis) se encontraba Monica Bellucci, completamente desnuda. Unos pañuelos de raso anudados en sus muñecas y atados al cabecero de la cama la inmovilizaban parcialmente. Vi la personificación de la lascivia en su rostro. Y en perfecto italiano (lengua que no domino pero que incomprensiblemente entendía en mi sueño) me dijo: ¡Hazme tuya!

Cerré la puerta y decidí probar la segunda habitación, en donde me esperaba un panorama similar, aunque esta vez se trataba de Laetitia Casta, los pañuelos eran de seda salvaje, la personificación en el rostro de la lascivia había dado paso a la encarnación de la lujuria en su cara (que pa mi que es lo mismo) y en lo que me habló fue en perfecto francés (lengua que tampoco domino y sin embargo nuevamente entendía). Sus palabras fueron: ¡Poseeme frenéticamente!

Algo se empezaba a hacer ostensible debajo de mi pantalón. Al reparar en ello me di cuenta que me encontraba vestido de futbolista del Real Madrid, en concreto la primera equipación, temporada 1995-1996, con un "9 Suker", impreso en mi camiseta.

Cerré nuevamente la puerta y probé en la tercera habitación. Sonaban unas alegrías de Cádiz (aquella de “con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones”) y tan sólo encontré una palangana y un cortauñas. Con gran alborozo procedí a cortarme las uñas de los pies, una vez transcurrido un rato de los mismos en remojo. Al tiempo, tarareaba desenfadado y ajeno al drama que estaba a punto de suceder, la mencionada tonadilla.

Volví sobre mis pasos y abrí de nuevo la segunda puerta dispuesto a saciar mis más inconfesables fantasías, pero esta vez el panorama era bien distinto: no en vano era Paz Padilla la que había sustituido a la Casta. Y en perfecto español y con gestos ostensibles, me instaba al fornicio. Sin embargo, a Dios gracias, sus palabras me sonaban a una mezcla de francés e italiano que no acababa de entender, tipo la de los monjes de El nombre de la Rosa. Mi sistema inmune funcionó que te cagas. El portazo al cerrar la puerta a mis espaldas coincidió con mi despertar, entre sudores fríos y palpitaciones.

Me levanté con hambre, así que me fui a la nevera donde 4 gigantescos bistecs esperaban el momento de ser cocinados. Fecha de caducidad: ayer.

Ya en paz conmigo mismo, y con ese bichito de la mala hostia evaporado durante el sueño, decido entonar una improvisada loa a los filetes:

Cuatro filetes.
Cuatro bistecs descomunales.
Pesadilla de herbívoro en mi plato.
Ayer fuisteis bueyes.
Hoy seréis cena.
Mañana, tal vez, nada.

El sospechoso color marrón de algunas zonas de los loados me hace desestimar la idea y me abro una cuajada. (nota mental: poner estrambote y coda al "Oda a los filetes").

Y os prometo que no he mascado peyote…. Todavía.

lunes, 4 de junio de 2007

He muerto y he resucitado ...

Llevo todo el fin de semana con la canción de Los Secretos rondándome en la cabeza. Sin ningún motivo aparente. De esas veces en que una canción se te cuela en el sistema límbico, o algo así y te sorprendes tatareándola o cantándola contínuamente.
Me gustan Los Secretos. Tal vez un poco moñas, pero indiscutiblemente un grupo que marcó a gran parte de la gente de mi generación. Lamenté mucho la muerte por sobredosis de heroína de Enrique Urquijo en el año 99 ¡¡ algo mas de ocho años, como pasa el tiempo !!
En un grupo anterior a Los Secretos, que creo recordar que se llamaba Tos, en cuya formación ya estaban Enrique y Alvaro Urquijo había un batería, Canito que también murió y cuyo concierto homenaje dio origen a "la movida madrileña". No me he molestado en contrastar estos datos, los doy por ciertos "de toda la vida", así que vaya mi perdón por delante en el supuesto de que no sean rigurosos.
Y aunque no se ve ni se oye especialmente bien, damas y caballeros "A tu lado" de Los Secretos.
Enrique Urquijo, in memoriam ....

(Lol, gracias por las clases magistrales de mejoras en el blog)