lunes, 30 de abril de 2007

Memorias de un metrosexual en ciernes (y II)




Depilation.

Estoy boca abajo recostado en una tumbona. Mi torso desnudo. Junto a mí, Natalia. 20 añitos. Una monada. Piercing en ceja, piercing en ombligo, piercing en oreja, pendiente en nariz.

No te preocupes, no te va a doler. (Pero no soy yo quien pronuncia esas palabras momentos antes de comenzar un rato de lujuria y desenfreno).

No te preocupes, no te va a doler. ¡son sus labios los que pronuncian esas palabras antes de extender cera caliente en mis hombros!

Mi imaginación pasa de jugar maliciosamente con la idea de que nos debatamos furiosamente debajo de la fina sábana que cubre la tumbona, a imaginarla vestida de oficial de la Gestapo justo antes de comenzar a torturarme.¿qué carajo hago yo aquí? Mis hombros apenas tienen 4 pelos mal puestos. Nada que ver con el abominable hombre de las nieves. Tampoco con el hombro de Jordi Villacampa.

Es demasiado tarde. De un súbito tirón arranca la cera ya endurecida. Solo el decoro me impide gritar como un poseso. El decoro y el hecho de que estoy en una cabina y fuera, en el resto de la peluquería, unas cuentas mujeres con papel de plata en la cabeza están calladas esperando eso precisamente, mi grito.

¿Cómo decirlo? Mi sesión de depilación podría haber sido perfectamente ilustrada por Gustavo Doré. Desconozco el motivo por el cual en alguno de los círculos del infierno de La Divina Comedia, Doré no imaginó condenados a depilaciones eternas.- ¿ves, no ha dolido tanto?- Dice Natalia. Percibo una sonrisa en sus impecables y alineados dientes. –Ahora, vamos a por esa pelusilla de tus riñones…..

La imagen del oficial de la Gestapo da paso a la contemplación de mi vida entera, como en diapositivas. Una especie de presentación de Power Point de mi vida en la que se cuelan imágines de torturas: mi quinto cumpleaños, Hannibal, mi primera comunión, American Psycho, mi primer partido del Madrid, La naranja mecánica, mi primer beso y mi primer beso (es que ella llevaba ortodoncia y la imagen es válida para ambas categorías)….y así sucesivamente.

Irónico, pregunto el motivo por el cual solo veo diplomas de Estheticienne en las paredes y no títulos de licenciaturas en anestesiología e inhaloterapia. No tan irónico vuelvo a inquirir si piensa practicar la intervención sin sedación previa.

Jeje, que gracioso eres, Fidelín, ¡¡¡ rasssss ¡!!! ¡¡¡ Dios ¡!!!

Todas las formas del dolor se manifiestan simultáneamente: musculoesquelético, neuropático, lumbalgia, fibromialgia. Joder, incluso hay formas de dolor que no conocía y afloran a mi pensamiento.

El auténtico motivo de mi visita, la depilación de cejas (en algunos momentos me parezco un poco a Macario, el muñeco de José Luis Moreno) creo que va a tener que esperar …

A la hora de escribir estas líneas, un sospechoso sarpullido se extiende por mi espalda.Lo de ser metrosexual no es tan grato como uno se puede imaginar cuando ve a todos esos efebos vestidos de Dolce & Gabanna. Esos chicos tienen mi mas sincera admiración ......
(Nacho, Lucía, gracias por los dibujos).

jueves, 26 de abril de 2007

La chica de los ojos del color del Cantábrico




Los poemas de Benedetti y de Baudelaire no son incompatibles con mirarte el culo.

Y ni Egon Shielle, ni Oscar Kokoschka te librarán de que seas tú quien mates los mosquitos de Mata Mua.

Estación de Atocha, Baños Árabes y la textura de un huevo frito.

Cecilia Bartoli y Bryn Terfel, Y, ¿por qué no?, el Ampelmann.

(y a lo mejor también Nacha Pop)

El sol del membrillo.

Y el Allegro molto appassionato del Op. 64 de Mendelssohn

(¿mit um laut?)

Superwoman ¡qué fuerte eres!

Con el alma de color amarillo cadmio medio.

Y el vientre liso como el camino del Coliseo.

Y el pecho al punto de sal.

Jelou. Jai. Cherry.

Rara, difícil, inexplicable.

La chica de los ojos del color del Cantábrico.








martes, 24 de abril de 2007

Memorias de un metrosexual en ciernes I


New year resolution.....

Vaya por delante que mi tendencia metrosexual está, con diferencia, mucho menos desarrollada que, por ejemplo, mi alopecia.

No obstante, el 30 de diciembre pasado me apunté, por primera vez en mi vida, a un gimnasio. ¿Qué me llevo a tomar tal decisión?

a) Mi vida es tan sedentaria que haría palidecer de envidia a cualquier estatua.
b) Fumo mucho más de lo que le gustaría a las Autoridades Sanitarias
c) Tengo forma de planeta

Mi primer día en el gimnasio podría haber inspirado varias escenas de cualquier capítulo de Mr Bean.

Mi monitora (a la que yo hablo de usted, aunque todos se dirigen a ella como Laurita) extendió sobre la mesa un formulario con datos básicos sobre mi salud (tensión, altura, peso, enfermedades conocidas, etc.) que rellené sin mayor complicación. Pero había un reverso en el formulario (el reverso tenebroso, lo he sabido después) en el que yo debía indicar mis aspiraciones: perder peso, musculación, relajación, elasticidad, reflejos, etc. Marqué todas las casillas (yo soy así de chulo) y acordamos que en mi siguiente visita tendría a mi disposición mi, ojo al dato, “plan de entrenamiento personal”.

Esa Nochevieja cené como si al día siguiente lo fueran a prohibir.

Y allí estaba yo el dos de enero con mis zapatillas, mi chándal, mi camiseta (5 por 10 euros en Decathlon, haceos una idea del tejido) y poco más. Por razones evidentes no llevaba cinta para el pelo y por razones menos evidentes no llevaba (error) un desfibrilador.

Recogí mi ficha y por un momento pensé que sin darme cuenta había marcado alguna casilla para que me entregaran mi plan de entrenamiento personal en idioma distinto al español, puesto que hay tablillas de arcilla caldea muchísimo más comprensibles:

Leg extensión 3 x 15
Shoulder press 3 x 15
Chest press 3 x 15
Leg curl 3 x 15
Bíceps en mancuerna 3 x 15

Y “asín” sucesivamente.

Lo único que estaba en español era “30 minutos de ejercicios aeróbicos”. Así que, armándome de valor, pregunté a la monitora a qué tipo de ejercicios hacía referencia.

- Pues está claro, Fidelín, 30 minutos seguidos en cualquiera de esos aparatos…..

…. me dijo mostrándome bicicletas estáticas, cintas de correr y lo que a la vuelta de 4 meses he identificado como bicicletas elípticas.

Comencé con una de las bicicletas estáticas, que al menos me resultan familiares en lo que a su funcionamiento se refiere.

Una vez programado el aparato en tiempo y potencia (cosa que no resulta fácil salvo que seas un ingeniero de la NASA) comencé a pedalear alegremente. Incluso con mucha mas fuerza y velocidad de las necesarias para ese primer día.

Mas o menos 45 segundos mas tarde, espoleado por los atroces calambres que recorrían mis piernas, decidí que era el momento de pasarme a la cinta de correr: esto parecía fácil. Nota mental: no volver a sacar conclusiones anticipadas. Nota mental 2: Jamás Fidelín ¡¡¡ jamás ¡!!! vuelvas a pulsar el botón “Pendiente”

Al hacerlo, la cinta, que hasta ese momento se mantenía en un plano paralelo a lo que viene siendo el propio suelo del gimnasio y a una velocidad constante de 4 k/h (lo que despertaba la hilaridad de alguna que otra octogenaria con osteoporosis que se encontraba a mi lado, en cintas similares a la mía, pero el doble de rápido) multiplicó por 3 su velocidad y, como si de una lanzadera espacial se tratara, elevó su ángulo de forma claramente peligrosa. La ventana que tenía frente a mí se alejaba vertiginosamente lo que me obligó a correr mucho más rápido para no ser expelido por la fuerza centrífuga, centrípeta, o incluso ambas a la vez.

De reojo, mientras comenzaba a sudar copiosamente, escrutaba de soslayo y un cierto anhelo un inmenso botón rojo marcado con STOP. Tentado de pulsarlo lo pensé dos veces porque:

a) Tal vez estaba conectado a algún tipo de sirena y todas las personas que se encontraban en el recinto podían responder al efecto llamada.
b) Si eso hubiera sucedido, pocas cosas hubieran sido más humillantes que ver a todas esas personas formar un corro a mi alrededor y jalearme (mi sentido del ridículo es directamente proporcional a mi sudoración)
c) Un parón excesivamente súbito podría, simple y llanamente, descoyuntarme.

Mientras tanto, luchaba denodadamente por no alejarme de la ventana. Pensaba que detrás de mí se estaba abriendo algún tipo de vórtice espacio-temporal que me absorbía…… hasta que de pronto “Recuperación”. La inclinación de la cinta desapareció lentamente y la velocidad disminuyó hasta mis anhelados 4 k/h. Fueron, sin lugar a duda, los 2 minutos más angustiosos de mi vida.

Hoy, después de mas de 4 meses y una asombrosa reducción en mi peso que ronda los 250 gramos (antes del bocata lomo que me voy a envainar en breves momentos), recuerdo con cariño aquellos días ……


lunes, 23 de abril de 2007

El otro día cené en un restaurante de lujo ...



... y me arrepiento. ¡¡ vaya si me arrepiento !!

La acción conjunta de:

a) que paga la entidad financiera a la que presto mis servicios.

b) que la bella población marinera donde me encontraba carecía de servicios básicos, véase Burger King.

han hecho que me decante por probar el restaurante del hotel, de esos calificados de lujo.

Debí sospechar que no era el lugar que me corresponde, cuando al entrar pude escuchar en el hilo musical el Triplekonzert de Beethoven en versión música de ascensor, subgénero "sala de espera del dentista". Vamos, que no era la sinfónica de Cleveland sino más bien algo a medio camino entre Xavier Cugat y La Década Prodigiosa ... pero ya estaba dentro.

Un tipo de sonrisa de anuncio me dice "si al señor no le disgusta, le hemos preparado un aperitivo. Ibérico sobre virutas de albaricoque y crema de queso Idiazábal". Tócate las narices. Hago yo eso en mi casa y me dicen que soy un guarro. Pero aquí .... bueno ¡encima me pregunta que qué me parece !! Pues que voy a decir ... "exquisito", "impresionante", "delicioso". Porque un ¡joder, está que te cagas! no hubiera quedado bien.

A la pregunta ¿qué desea el señor beber? respondo con un lacónico "agua con gas". Yo esperaba un Vichy Catalán, de toda la vida. Pues no, aparece el "somelier" (porque este no era camarero, os lo digo yo) y me trae una botellita que parecía un frasco de Calvin Klein, o de Kevin Cline o como se diga y me dice: es un agua noruega tomada directamente de un glaciar. Vamos, que le faltó decirme: y el gas se la introduce personalmente un bisnieto de Henrik Ibsen (homenaje a Colette y Lol v Steiner, besis…)

Me traen el pan. Bueno, una bella señorita aparece con una cesta con incontables variedades de pan. No sabía que el pan daba para tanto. Opto por la versión: demedosdeesasconcosasmarronesincrustadas. ¿pasas? ¿son pasas? ¿y cómo han llegado allí? ¿le sobra tiempo al bisnieto de Ibsen?

Examino la carta. No entiendo ninguno de los primeros. Directamente es que no los entiendo. ¿qué es el vinagre balsámico? ¿algo para el catarro? En fin, me acuerdo de mi madre "Fidelín, hijo, come pescado" y dirijo la mirada a la parte de la carta. Craso error: la nada compleja conexión neuronal que me caracteriza está solo preparada para el entendimiento de platos simples; el pescado + la forma de prepararlo: emperador + a la plancha, rape + al horno, jurelillos + en almíbar .... pero claro ¿Lubina confitada sobre un lecho de espinacas? ¿alguien le preguntó a la lubina si quería dormir ahí? En cualquier caso quiero vendetta por el impacto del agua noruega, así que enarco una ceja en el más puro estilo James Bond (cuando le decía a Bárbara Bach en La espía que me amó aquello de "espérame con todo caliente menos el champagne), y digo: creo que tomaré la lubina. Ojo al dato: “creo que tomaré”, que es como muy chic.

Las cosas como son: la lubina ... bueno, ¡¡ qué presentación !! Según le incidía la luz desde cierto ángulo me recordaba a Irene Jacob en Rojo. ¡qué preciosidad de pez, por Dios!. Y esa frutita pequeña y naranja con hojas verde grandes en la esquina del plato estudiadamente pentagonal. ¡ah! ¿un tamarindo? Perdón. Es que tamarindos en España ....

Decido desquitarme de tanta sofisticación con los postres. Ahí no podrán engañarme. Un postre es un postre: pera, ciruela, helado ..... ¡incorrecto!! ¿qué es el dúo cremoso de vainilla y tarta sacher? ¿y la selección guanaja e ivore sobre salsa de la pasión? ¿savarín al curry? Opto por la Mousse de Pistacho dos texturas. Sé lo que es la Mousse, sé lo que son los pistachos ... y seguro que las texturas se dejan comer.

Creo que el camarero se ha enfadado cuando le he dicho que nada de finas hierbas. Que paga la empresa y que me ponga las más gordas.....


viernes, 20 de abril de 2007

Voy a tunear el coche


Lo tengo decidido. Y necesito ayuda porque para mi la estética es fundamental. ¡yo tenía que haber sido griego!. El abanico de opciones me abruma, aunque considero irrenunciables algunos accesorios. Debo comenzar diciendo que mi coche es un Renault 5 Turbo del año 87. Por tanto hay algo que tengo clarísimo: voy a poner en el cristal trasero, jugando con las letras de Turbo, un BRUTO “asín de tocho”. Que sepan los ancianos, los niños saliendo del colegio y los residentes en zonas de “Silencio Hospital” quien manda aquí. Es en el aspecto exterior donde comienzan mis dudas. Ya me he comprado en Tiendas Aurgi un tubo de escape doble niquelado como el de los Maseratti Biturbo pero …. ¿le pongo alrededor pegatinas de llamas o pegatina de un tío feo con la cara verde y enseñando el culo? Creo que las pegatinas para coches son, de largo, el mejor invento de la humanidad incluída la penicilina, las blackberries y las enfermeras de los dentistas. Así que para la parte trasera de mi “Manolo”, como llamo cariñosamente a mi R-5 me debato entre rescatar una de Naranjito de España-82, pegar una de Barcelona 92 – Real Madrid 93, la ya clásica “Español un orgullo, madrileño un título” o dejarme guiar por las nuevas tendencias y colocar dos pegatinas paralelas con mi signo del zodíaco y el de la churri (Nota Mental: preguntarle a la churri su signo del zodíaco). ¡O mejor aún, nuestros nombres y su significado!

Para rematar la parte trasera huyo del perrito que menea el cabezón y en su lugar coloco un cojín con la leyenda “Mi otro coche es un Porsche”. En estudio la posibilidad de instalar alerón con lucecita azul tipo la que llevaban en los cascos los Cylones en “Galáctica” (sobreexposición adolescente a cine de ciencia ficción, lo asumo).

Habitáculo: no pienso privarme de nada. Todo De Luxe. Full equipment, vaya: anillos porta-latas, asientos de bolas de madera, escobilla para limpiar el salpicadero con San Cristóbal en el mango, portafotos con “Papá no corras”. Y el plato fuerte, una Virgen de Fátima. Pero no cualquiera no, que he dicho De Luxe: es de las que el manto le cambia de color dependiendo de las previsiones de lluvia.

Funda para el volante con agujeritos antideslizantes no va a faltar. Pero … otra duda: ¿sigo la corriente clásica en materia de ambientador y cuelgo del retrovisor un pino o por el contrario me pongo transgresor y cuelgo un esqueleto que, además de oler, es fluorescente?

Duda final ¿camiseta de Brasil o de Argentina? Me refiero a la que voy a poner en los asientos delanteros …. Comprenderéis que soy un mar de dudas.

jueves, 19 de abril de 2007

Felicidades, Lucía

Aunque esta foto en la que apareces con tu hermano es un poco antigua, es una de mis favoritas.
Hoy cumples 9 años, y el corazón se me sigue dando de sí de quererte.
Tirón de orejas, hija. Te quiero.


miércoles, 18 de abril de 2007

Hace poco estuve planchando

Es algo que en un momento dado de mi vida tuve que empezar a hacer y aunque lo odiaba, ahora no es siempre así. Seguramente he adquirido, de forma autónoma, una serie de conocimientos.
Por ejemplo, no hay que permitir que se amontone. Al final la colada te gana la partida. Y quieras o no tienes que acabar haciéndolo.
Puede llegar a ser incluso agradable planchar: ejercitas las manos, escuchas música, puedes estar rumiando algo en tu cabeza al mismo tiempo… pero claro, un rato. Así que no consentir acumulación es esencial.
Es importantísimo tener una tabla de la plancha apropiada, robusta. De esas en las que, en el mismo filo, puedes hacer presión para dejar un puño perfecto sin que la tabla se dé la vuelta por un principio físico básico, y acabe golpeándote en la nuca, justo cuando tienes la plancha caliente en la mano. ¡¡ Qué muerte mas tonta ¡!
Vital, la plancha. La mía se llama Águeda, porque me la compré un 5 de febrero. Pero su verdadero nombre, para que os hagáis una idea, es Freestyle Eloxal Antical (3 active areas). ¡¡ Hay misiles tierra-aire con menos páginas en su manual de usuario ¡! Entre el vapor saliendo en cada uno de los movimientos de mi brazo con ese sonido tan característico, y que de música me he puesto a Björk… He cerrado los ojos un momento y he pensado que así tenía que ser Reykjavik.
Luego, la colada. Nada de lino. Tejidos sencillos. Uno se compra la ropa con otros ojos cuando sabe que tiene que acabar planchándola. Y, algo maravilloso, ¡¡ todo ropa de hombre ¡! Camisas y pantalones. Bueno y calzoncillos. Hubo un tiempo en que los planchaba. Dejé de plancharlos, dejé de leer a Wilde, y solucionado.
Mencionar lo de la ropa de hombre no es algo gratuito. Mis camisas no tienen volantes, ni chorreras, ni pinzas. Mis pantalones son fáciles de planchar, sin tablas. Por cierto ¿por qué las camisas de chica tienen los botones al revés? Joder, botón en la derecha, ojal en la izquierda. Pues las de chica no. En serio ¿por qué? Y aquí no valen teorías tipo: Es una impronta que ha quedado de la época de las cavernas. Les resultaba más fácil huir de los enemigos con los hijos pequeños en un brazo, mientras que con el otro se abrochaban los botones... La ropa de hombre es infinitamente más fácil incluso de tender. En serio ¿habéis tendido alguna vez un tanga? ¡¡ Qué dilema ¡! ¿en qué sitio se pone la pinza? La primera vez que tendí un tanga me debatí durante horas. Al final lo alcé frente a mis ojos y le dije “Podría beber sangre caliente. Y llenar la noche de tales horrores ….”

Ostras, tengo un blog

Y no sé muy bien que hacer de él, ni sé en realidad como definirlo, ni tengo claro la utilidad que voy a darle (aunque sólo sea la de pasar el rato, que es algo muy digno, digo yo).

El caso es que visito de vez en cuando un blog delicioso de mi amiga Colette, que se llama eljardindelbienydelmal, así, todo junto, y al que sin duda una vez superada levemente mi impericia con las nuevas tecnologías, podré vincular desde aquí.

Decía que visito este blog de Colette y mis escasos comentarios los tenía que realizar como "visitante anónimo". Y me producía una cierta insatisfacción, lo comenté, y otra asidua visitante del mencionado blog, lol v steiner, me dio el link apropiado para lo que yo creía era simplemente registrarme y aquí me tenéis.

Así que un poco abrumado por la responsabilidad, y avergonzado por lo estúpiedo de mis anteriores líneas, tengo a bien despedirme....... hasta muy pronto.